14 feb 2009

Calzoncito corazón


En su cabeza le cambió la letra a la canción para recordarse más tarde de ese momento. El hecho que ella se levantara de la cama a traer el cenicero sólo en su bonito calzoncito celeste y anduviera por el cuarto tan tranquila y confiada le daba también cierta paz. Paz entre sábanas. Paz suave, paz solemne y se podría decir que una paz un poco nerviosa.

Pensó que si así se resolvieran todos los problemas del mundo, se ofrecería de voluntario conciliador, ad honorem y con mucho gusto, aquello de haz el amor y no la guerra. El sexo es al final de cuentas ejercicio y antidepresivo natural.

Tantas ideas tan ciertas que una vez más le salen a la mente, momentos de los que no podrá ir hablando por allí, sensaciones que se quedan escondidas; presentes pero idas, casi ausentes de su diario vivir, la rutina, que a veces explota en circunstancias propicias, pero sobre las que fantasea cuando puede.

Divagando pensó que quería darse la vuelta para mirarla pero no se atrevía, como esperando alguna maldad o enojo por su parte. Lentamente se volvió temblando al oír el murmullo de su ropa al ponérsela.


Calzoncito corazón, excusa cariñosa para poner en el blog cuatro párrafos… queda pendiente el resto de la historia para mejor oportunidad.

No hay comentarios.: