1 ago 2015

Portillo versus TSE: Ventana abierta a la arbitrariedad

No he sido admirador de Alfonso Portillo. Recuerdo la amarga elección de 1999, la aplanadora azul, los escándalos, las alianzas con militares y banqueros, su discurso de confrontar. No niego sus aciertos y el actual cariño y simpatía que parte de la población le sigue teniendo. El ambicioso y pragmático proyecto de compartir el vehículo electoral TODOS y crear una bancada portillista en el futuro Congreso de la República suena renovador y hasta seductor. Ha sido un acierto el involucrar a Lisandro Sosa como presidenciable.

No voy a entrar a defender a Portillo, él tiene cerebro y labia privilegiados para defenderse solo, en cambio me referiré a la peligrosa puerta que la autoridad electoral abrió al rechazar su inscripción como candidato a diputado por el Listado Nacional de TODOS.

Un asunto es rechazar inscripciones de candidaturas por la falta de requisitos legales medibles y claros, por ejemplo, tanto los candados constitucionales como el que afectó a Zury Ríos, pasando por pendientes de finiquitos o investigaciones en curso como las de los candidatos de LIDER, y otra es negar inscripciones por criterios de idoneidad y honorabilidad mencionados en el artículo 113 constitucional –referido a trabajadores del Estado- si bien son términos claros, en el plano electoral pueden caen en la discrecionalidad, es decir, pueden darse interpretaciones falibles, antojadizas y arbitrarias sobre quién es honorable y quien es idóneo.

Hoy muchos respiran tranquilos ante la casi segura exclusión de Portillo como candidato, pero tal decisión le hace poco favor a la democracia guatemalteca.

Hoy no se inscribe a Portillo, mañana, no se inscribirá más que a quienes tengan el beneplácito del partido político corruptor de turno, las presiones de los bienintencionados expertos y de los jóvenes proGuatemala –tan representativos ellos- así que sirvan estas palabras de aviso.

¿A quién aviso? Mi preocupación va a que este tipo de criterios discrecionales sea usado en contra de las aspiraciones políticas de líderes de movimientos sociales, líderes comunitarios en la lucha por la tierra y contra la extracción minera, ecologistas, líderes estudiantiles y todas aquellas personas que quieran involucrarse como candidatos de elección popular, cumplan con los requisitos de ley pero que sin fundamentos ni pruebas puedan ser calificados con la interpretación del artículo 113 antes mencionado por la autoridad electoral.  Este tipo de decisiones a mi parecer refleja un profundo desprecio por la voluntad popular.

La existencia de filtros, requisitos y candados legales para vedar la participación de ciertas personas para cargos de elección popular es signo de que vivimos en un Estado de Derecho pero que uno de tales candados sea tan discrecional desnuda un claro miedo por una democracia más libre, más participativa, más legítima.


Portillo está eligiendo el camino de confrontación cívica y por el momento pacífico. Señores autoridades electorales, señores aliados de “la honorabilidad, buenas costumbres y la Patria”, hay suficientes batallas por luchar. Déjense de engañar a ustedes mismos, sean demócratas y permitan las inscripciones de candidatos que cumplan con los requisitos reglamentados y confíen en el elector. 

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