8 jul 2009

Enseñanzas agridulces de un mal día

Este es un post personal, como no lo escribía desde hace semanas. Actualmente estoy terminando mi tesis de grado, sobre legislación agraria, un tema complejo que aunque lo trate de simplificar me está llevando trabajo definir y hacer pero que va en camino hacia su final, un poco mas de tiempo y ganas y sale. Por otra parte, trabajo y aprendo a todo nivel lo que conlleva y lo que se espera que logre entender para comenzar a ser abogado. No es tarea fácil por que por naturaleza soy una persona pacífica que no le gustan los conflictos, pero sé que ahora, gracias a la inestimable aunque dura enseñanza de mis maestros estoy comenzando a comprender.
No es fácil en sí ir tomando el control de la vida de uno. El exceso de peso, el exceso en los vicios, el exceso en la introspección, en los gastos, en no tomar responsabilidades que le pertenecen exclusivamente a uno. En descuidar a las amistades más queridas, en descuidar a los familiares, descuidar tanto que vale la pena conservar.
Y desechar tanto más, tirar tantos recuerdos inservibles, que el tiempo vació de contenido y que son todavía clavos atravesados y no dejan respirar. La gente malintencionada que abunda, los chismosos, malos amigos, vagres anónimos con los que toca interactuar y hay que saber vencer e ignorar cuando se debe. Falta tanto y se puede tanto, tantos libros por leer, conversaciones por mantener, amistades que conocer, lugares por viajar y experiencias por vivir y todo eso no puede olvidarse sólo por un mal día.