Tengo en la casa varios libros de Carlos Samayoa Chinchilla, herencias familiares que aún no he entrado a conocer, pero en la reciente feria del libro, en los estantes de la Tipografía Nacional y a un bajo precio encontré "El Dictador y yo", relato ameno y anecdótico, escrito en un pulcro estilo donde Samayoa, quien fuera cercano colaborador del general Jorge Ubico, dibuja rasgos de carácter de ese indiscutible personaje de la historia nacional.
La magia de Ubico sigue encantando a mucha gente, en todas partes y en todos los estratos sociales aún se escucha a la anciana repetir a los nietos -"es que en tiempos de Ubico..." y en ese tiempo la vida era barata, los inditos iban descalzos pero eran limpios, la gente respetaba a la autoridad, no habían ladrones, la urbanidad existía y la política no era una sarta de "babosadas" como es actualmente.
Todas las expresiones anteriores, nada extrañas para cualquier guatemalteco que no vivió esa era, podrían parecer justas y apartando la nostalgia, podrían incluso aparentar ser ciertas; pero no lo son en su totalidad.
El precio que el país tuvo que pagar por el autoritarismo, el poco respeto a la ley, el "Apartheid" de hecho que existía hacia los indígenas, el abuso del capital extranjero y el estilo paternalista y autócrata con que gobernó Ubico, fue muy grande y la falta de educación, salud y oportunidades sigue siendo un lastre que ni la modernización posterior ni la contemporánea globalización ha logrado vencer.
"El Dictador y yo", para mi sopresa, no es sólo un libro que hable de Ubico o del autor. También hace todo un estudio, tal vez sencillo pero bien conducido, de el afán de autoritarismo que existe en estas tierras centroamericanas, de las causas y consecuencias del mismo, del trasfondo histórico que representó el Ubiquismo como punto final del proceso histórico desencadenado por Justo Rufino Barrios en 1871, que modeó al país tal y como sigue siendo actualmente y que es de primera importancia conocer para interpretar el presente y estar sobre aviso de que las instituciones democráticas, en un país como el nuestro, son frágiles por cultura, falta de educación y el deseo, casi místico, de que vuelva el paternalismo, el autoritarismo, el viejo y omnipresente Dictador que rija nuestras vidas y que, "con mano dura" gobierne a Guatemala.
Fino documento que resulta un acierto de la Tipografía Nacional y sus altos dirigentes en rescatar y reproducir a precios bajos, ojalá sirva, con sus limitaciones y aciertos, de valioso material de estudio para todos los guatemaltecos.