Los acontecimientos que iniciaron hace poco más de una semana, cuando el entonces presidente en funciones Manuel "Mel" Zelaya destituyó a su Jefe de Estado Mayor y al Ministro de la Defensa, ante la poca colaboración del Ejército Hondureño para alistar todo para la frustrada encuesta del domingo 28 de junio, ha cambiado el escenario político centroamericano profundamente.
Fuera de lo que desde fuera puede interpretarse como "voluntad del pueblo hondureño", (fácilmente manipulable tanto por los medios de comunicación pro-empresariales o por TeleSur, la televisora basada en Venezuela) se pueden analizar las repercusiones de la sorprendente, pronta y férrea respuesta de Latinoamérica, Europa y el mismo Estados Unidos de condenar, rechazar o al menos no reconocer la "sucesión jurídica" o "golpe de Estado" que se dió en el hermano país centroamericano.
En primer lugar, recordemos que al fondo de estos acontecimietos aparece golpeando a todos con toda su fuerza la actual crisis económica que, al golpear el gasto público, la inversión privada y el bolsillo del ciudadano de a pie es seguramente un factor desestabilizador como quiera que se vea, siendo motivo de gran descontento en países estables y con instituciones fortalecidas, pero también siendo un elemento de desesperación en países pobres y con economías débiles (como las nuestras).
La acción internacional, vista desde el contexto de la crisis, no es casualidad. Es cierto, Chávez y companía, con sus bellos discursos, provocaciones y disparates diplomáticos estan en contra del "Coup" hondureño por ideología, pero México, Colombia o España ven con preocupación una posible desestabilización política a nivel regional, aumentando los niveles de conflictividad, resentimiento popular, no contra una reelección, nacionalizaciones, privatizaciones, el mercado o una foto con Fidel u Obama: para ellos y para la OEA está en juego el sistema republicano y democrático tal y como lo conocemos, con sus imperfecciones y desencantos, pudiendo fácilmente instaurarse dictaduras militares que, con distintas denominaciones pueden romper el sistema actual.
Mañana sábado puede que se solucione la crisis hondureña, al menos se llegue a un acuerdo, adelantando las elecciones, permitiendo que Zelaya regrese, que Micheletti y su gobierno den paso a uno de transición y que salga el ejército de las calles, sea como sea, los fines de la oposición hondureña se habrán cumplido, un precedente militarista se habrá vuelto a sentar en Centroamérica y ya nada será lo mismo, tanto Chávez y sus aliados endurecerán sus posiciones radicales y la Derecha centroamericana, sobre todo las fuerzas retrógradas existentes en Guatemala y El Salvador se envalentonarán cuestionando duramente los gobiernos de izquierda actuales, disolviendo entre más dudas a las instituciones democráticas y polarizando el espectro político a niveles que no se pueden predecir.
Es por ello que el esfuerzo de la Comunidad Internacional para forzar una negociación con los golpistas hondureños debe funcionar, para que el precedente anteriormente descrito no se imponga y que el uso de la fuerza bruta por un lado y del populismo desbocado por el otro, no destrozen la tenue senda del desarrollo humano en la región.
2 comentarios:
Fue un triunfo que toda la comunidad internacional se uniese en contra de los golpistas militares. El fracaso es para esos ilegitimos.
Que casualidad que todos los cerotes que se unieron son la misma lacra.
Solidarios mejor, para cuando les toque a cada uno.
¿Y la soberanía de los hondureños que putas?
La comunidad internacional es la primera que debe de pelar la verga en situaciones tan internas como la que paso en Honduras. El pueblo siempre paga la cuenta en esas estupidas ventas de hemisferios.
A la mierda la izquierda y la derecha también.
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