“Si se calla
el cantor, calla la vida, pues la vida es en si todo un canto” resuena
Horacio Guaraní y su canción un sábado a medio día en la radio católica. Estoy
en la radio del carro sintonizando el programa “El Evangelio Aquí y Ahora” uno
de los pocos espacios “de base” en la programación de estas radios, mas
interesadas en programar alabanzas y marchas fúnebres que en proponer. Suena la
canción y no la detengo de hacerla sonar en mi cabeza hasta poder buscarla en
Google y memorizarla: Es un himno que me acompaña en lo que va del año.
Si no es el cantor el que canta y se expresa y su
canto es de amor y verdad y dolor y reflexión… no habrá quién lo cante, quien sangre
un poco por el que no puede dejar de sangrar. Si el cantor, con lo que sabe y
puede y su talento y sus ganas de cantar y la necesidad que ve alrededor no se
expresa, otros lo harán y protegerán, defenderán y atacarán a otros intereses
que no sean los que la memoria, la fe, la conciencia del cantor le impongan, le
dicten a cantar.
La canción sigue, en parte declamando: “¿Que ha de ser de la vida si el que canta/ no
levanta su voz en las tribunas/ por el que sufre, por el que no hay/ ninguna
razón que lo condene a andar sin manta?”
Pues bien, yo no canto, no rasgueo la guitarra, ni
soy poeta, pero tengo algo que decir. Emprendo –vuelvo- a escribir para
registrar lo que va pasando, para hacer ejercicios de memoria, para compartir
visiones en esta Guatemala sorprendida en la madrugada de su indolencia,
escribo para entender y transmitir.
Facebook no es suficiente y Twitter es para otros
fines. Escribo porque hay que hablar las cosas, porque si no se levanta la voz
en las tribunas a favor de los Derechos Humanos, de los migrantes centroamericanos
rumbo al Norte, a favor de tender lazos que comuniquen trincheras mentales, a
favor de la comprensión multidisciplinaria de lo que pasa, para romper una
lanza aquí y allá –cual torneo medieval- a favor de quienes no tienen voz, a
favor de visiones intermedias respecto a la Política y la Economía, con
opiniones sobre figuras públicas, religión, procesos, instituciones, cultura…
¿entonces quién?
Bienvenidas las opiniones y comentarios. Que se
tenga que callar un cantor pero que siempre vivan y sientan muchos más y tomen
su lugar en la tribuna para levantar su voz por el que sufre, por el que hablar
no puede, por aquellos quienes la Patria del Criollo, en toda su fuerza, los
pasa negando. No hay intelectuales católicos modernos, dicen… no se si intelectual,
pero sí tratando de ser católico y moderno pues la Razón no lucha con la Fe.
¿Ven? Motivo para una buena columna futura.
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