Aventuras
Sábado 15
Casi a medio día regresamos a Santiago, nos despedimos y descansé como una hora antes de subirme a la camioneta que me sacaba a Cocales, en el viaje conocí a una joven pareja de gringos, Mack de Nueva York y Saul de Nueva Jersey, serán a partir del lunes los remplazos de mi cuate Esteban, el austriaco, que ya se regresa a su país... bonita opción para AFS, me pareció.
Sábado 15
Casi a medio día regresamos a Santiago, nos despedimos y descansé como una hora antes de subirme a la camioneta que me sacaba a Cocales, en el viaje conocí a una joven pareja de gringos, Mack de Nueva York y Saul de Nueva Jersey, serán a partir del lunes los remplazos de mi cuate Esteban, el austriaco, que ya se regresa a su país... bonita opción para AFS, me pareció.
Llegando a Cocales, me pareció que la tarde estaba comenzando a caer, por lo que me decido a irme directamente a Mazatenango, donde esa noche me había invitado mi amigo José Miguel a ver a la Super Banda Raudales y a los Iracundos del Uruguay.
Mazatenango es una ciudad hermosa. No tanto por su desarrollo urbanístico, edificios, novedades; no se, es una ciudad pujante, se siente el dinero correr por las calles; la gente es muy alegra y animosa, las mujeres bonitas, el clima, deliciosamente caliente.
Para mí, estando acostumbrado a excentricidades neohippies de San Pedro, a la capitalista y clasista Ciudad de Guatemala y la austeridad y solemnidad maya de Santiago; llegar a Mazatenango, caminar en sus calles, después convivir con su gente, me encantó. Esa ciudad tiene algo especial, siempre lo ha tenido para mí; definitivamente es de mis favoritas de toda Guatemala, un lugar donde fácilmente viviría de darse la oportunidad.
El concierto se llevó a cabo en la discoteca Iguanas Ranas, bastante conocida; está en una esquina, alrededor de un barrio normal en la salida de Mazate para Reu; es bastante grande, con amplia pista de baile y precios decentes pero no exagerados y me gustó la diversidad del público, chavitas de dieciocho, veinte años; parejas de muchos años de casados, grupos de amigos y muchas mujeres, de todas las edades, muchas muy bien arregladas o naturalmente preciosas; un gusto para mí que llevo buen tiempo sin asistir a eventos donde haya mucha gente.
Comenzó tipo diez de la noche, con la Super Banda Raudales, don Jorge, el baterillista, los cantantes Jorge Avalos, Remberto y el guitarrista Mario; cantaron viejos éxitos muy románticos y bailables, me han gustado siempre como grupo pues se conocen de memoria, no caen en la música vieja pero más popular, guapachosa, grupera, son éxitos en español preciosos, interpretados de gran manera, debo mencionar que mi canción favorita fue "Ladrón", tema de la telenovela Leonela, cantada por Jorge Ávalos.
Poco después del final de la banda Raudales, salieron los Iracundos, comandados por su cantante Gianni, e incluyendo a Leonardo Franco, hermano del inmortal Eduardo; un bajista argentino, un bataquero pelón y taciturno, un ponchado guitarrista que tenía miedo escénico y un anciano y carismático tecladista. Tocaron varias canciones, siendo una actuación al nivel de lo que el público esperaba, con algunos grandes éxitos pero sobre todo es un grupo que existe gracias al show personal y el carisma que emana el cantante sobre el escenario.
Terminado el concierto, me logré tomar una foto con Los Iracundos, y luego de varias cervezas nos fuimos de vuelta de Mazatenango, pues no nos quedamos a dormir allí; en cambio, ante la falta de hotel, decidimos quedarnos en la gasolinera Shell de Santa Lucía Cotzumalguapa, tomando cerveza, esperando el amanecer... eran aproximadamente las dos de la mañana cuando llegamos allí.
Domingo 16
Con los Raudales y los Iracundos invadimos la tienda de la gasolinera, de repente, del grupo de patojos borrachos que andaban libando en las afueras del lugar, entró una escultural muñeca que nos enteramos después era Reina de la Feria de Santa Lucía, muy borracha, pero que está muy buena, el autor de estas líneas se tomó foto con ella, junto a los Iracundos, como si fuera uno más!!!
Luego que partió la caravana, nos quedamos cerveceando en la gasolinera, hablando de muchas cosas, la primera vez en meses que platicábamos con mi cuate; muy bueno y realmente, no nos pasó nada, a esas horas de la madrugada duermen los ladrones.
Ya mas o menos a las cinco y media de la mañana nos preocupamos de los buses que fueran pasando para Cocales, al final decidimos tomar solo un bus que nos llevara hacia allá, estábamos molidos, medio cansados, medio borrachos y a las seis y media comimos huevos con frijolitos a la orilla de la carretera, cuando el sol comenzaba a despuntar.
Tomamos un microbús para Patulul y nos tomamos fotos en el parque; en la Terminal de buses estaban vendiendo lechones, grandes y pequeños, todos gruñendo como locos, eran mercancía, decidimos irnos a la brava, en pickup para San Lucas Tolimán. A medio camino, exactamente por el Parcelamiento Pampojiá se descompuso el pickup, que iba sobrecargado con cocos y personas y tomamos otro, más afortunado, que nos llevó a San Lucas.
Es un pueblo muy bonito por el que yo no caminaba desde 2003, el parque está limpio, lleno de árboles, los paisajes, las artesanías, la tranquilidad fue lo mejor de todo. Ya estábamos a punto de caernos allí mismo cuando un pickup nos ofreció llevarnos a Santiago, sobre unos sacos de semilla, cómodos.
Aquí en Santiago dormimos unas tres horas y salimos a San Pedro, donde seguimos bebiendo en distintos lugares, hasta que ya hastiados y yo sin un centavo, nos decidimos dormir, ya tipo once de la noche.
1 comentario:
Odisea total este tu viaje. Al menos serví de compañía omnipresente a través de la tarde y la noche con algunas letras.
Parrandón, fregadera y costeñas!! que más podías pedir pues??.
Apachurrón pa vos y ya puse la entrada que te prometí.
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