A los melancólicos nos gusta sufrir. Eso dice un panfleto psicológico que estuve leyendo hace unos días, por que lo encuentro bastante útil e interesante, algo que, conforme al mismo panfleto, la gente de mi carácter aprecia pues nadie quiere estar con alguien que se queje y se mantenga nostálgico cada día de su vida, por más ordenada, estresante y pefeccionista que esta sea.
Hoy siento que necesitaba volver a escribir en el blog, palabras de desahogo, que es para lo que solía servirme antes que casi lo abandonara, pero twitter es muy corto y facebook es demasiado público como para escribir ciertas cosas, hablar de ciertos comportamientos que son tan destructivos y que desgraciadamente yo mismo me aplico, por la pura diversión de pasarla mal y deprimido.
Hay lugar para la esperanza, pero el absoluto terror de la costumbre y en el fondo, la creencia de que las cosas no podrán cambiar suele evitarnos de hacer cosas, de ser diferentes, de simplemente ser.
Hay campo para la reflexión y el análisis, a pesar del trabajo y los estudios, pero también debe haber lugar para el relajamiento y la simple acción, el atreverse a hacer cosas.