El poder del perdón

Siento que por años he seguido viviendo siendo una copia negativa a como eran los vulgares y normales compañeros míos de colegio.

A pesar de haberme liberado de gran cantidad de los fantasmas de esos esclavizantes días sin imaginación en el Capouilliez, aún quedan algunos vestigios, algunos ridículamente pequeños y otros grandes como paredes de piedra.

Me levanté hoy con la idea de que en realidad, no soy el rebelde del colegio, no soy el tipo de intercambio en Sudáfrica y ya ni siquiera soy el estudiante/chupingo de los días en la Facultad de Derecho. Es cierto que ha pasado poco tiempo pero ahora estoy en otra etapa, otro mundo distinto y al fin quiero liberarme de otra atadura colegial mas, otro vestigio insípido y mental que me tuvo retraído por años, irónicamente, perdonando encontré la solución.


Primero, me perdono a mí mismo, luego a los demás. Funciona, es casi mágico, es destino. La vida fluye de una forma continua, quien la hace, la paga, buen karma, karma negativo, todo regresa, todo es un círculo, ustedes ya saben.
Ahora sólo queda el futuro, la adaptación, el caos.